martes, 18 de enero de 2011

el complejo español, Leo Messi y dos tipos llamados Nelson



De la misma manera en que la arquitectura se ejerce con independencia de la tipología que se aborde o del sector económico en el que te especialices (la rehabilitación, la obra nueva, la obra pública); o de que el cine es arte (o no) independientemente del género al que se adscribe una determinada película (¡como añoro los westerns de John Ford!), pienso que el prestigio de los periodistas no está limitado por las sección del diario en la que escriben sino por su capacidad (o no) para comprender la actualidad.

John Carlin (Londres, 1956) es un periodista de opinión que escribe en las páginas deportivas. Entre otras cosas es el autor de libro sobre Nelson Mandela, El factor humano (2008), en el cual se inspiró la penúltima película de Clint Eastwood (Invictus, 2009).

Carlin, al ser hijo de padre escocés y madre española, está capacitado para escribir sobre británicos y españoles con cierta credibilidad. Pese a quien le pese escribió el pasado domingo un párrafo (EL PAÍS, 16 de enero de 2011, página 58, deportes) que parece extraído de las entrañas de mi mujer (lugar del que salió, hace ya un par de años, una maravillosa niñita de sangre hispano-uruguaya y corazón franco-argentino:

Como colectivo, los españoles son más acomplejados que los ingleses. Los ingleses son más cutres y más salvajes, claro, pero, cuando se comparan con otros países, no se achican. Más bien, todo lo contrario. Los españoles, pese a haber tenido también un gran imperio y haber extendido su idioma por buena parte del mundo, se ofenden con facilidad, sufren bajo una vieja carga de baja autoestima nacional. Será por culpa de Franco, de la Iglesia o quizá de aquellos intelectuales contemporáneos que, al contemplar la cultura anglosajona, flagelan la suya.

Dice todo esto a propósito del fatalismo y la depresión en la que cayó España (una parte de ella, claro) tras la elección de Messi como mejor jugador del mundo. Algo que, nos guste o no, está por el momento fuera de toda duda.

Como dice John Carlin que dijo una vez Sigmund Freud:

A veces, un puro (habano) es solamente un puro (habano).

Me recuerda esto a un episodio que estudie en mis años de oficial de la armada. La derrota de la alianza franco-española en la batalla de Trafalgar, que resultó fatal para Nelson (no Mandela, sino el Almirante Horatio Nelson (1758-1805), que murió allí), pero gloriosa para los hijos de Su Graciosa Majestad (británica, claro).

Y es que allí, aparte de la pericia de almirantes, comandantes y de los golpes de suerte y/o de mar, hubo un hecho que terminó inclinando la balanza para el Reino Unido. Mientras los ingleses tiraban a los muertos al mar para no tropezar con ellos y resbalar con su sangre, los españoles los apilaban en cubierta para darles posterior y cristiana sepultura.

En consecuencia, el enorme apilamiento de fiambres sembró el pesimismo en las tripulaciones franco-españolas y el valor y el coraje comenzó a flaquear. O lo que es lo mismo, la sensación de estar perdiendo se convirtió en la certeza de haber perdido la batalla.

No parecían entender los marineros españoles que a veces, un muerto es un muerto, lo tires al mar o lo guardes en cubierta.

O sea, que hay que empezar a olvidarse de lo que Dios puede hacer por nosotros (en esta vida o en la otra) y convencernos de que nunca vamos a hacer lo que no estemos dispuestos a creer que somos capaces, verdaderamente, de conseguir.

Y para los escépticos, ¿cómo si no iba a ganar Sudáfrica su mundial de rugby, por mucho que Nelson (no Horatio, el Almirante, sino Mandela, el presidente) sin jugar, confiara en ello?

Luis Cercós (LC-Architects & Cabas y Cercós Arquitectos)
http://www.lc-architects.com/
http://www.2c-architects.com/

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