martes, 12 de octubre de 2010

Racismo, Hispanidad y la madre que parió a Barack Obama

Dime de qué presumes y te diré de lo que careces es refrán español o frase hecha que escuché multitud de veces de niño y mira tú por dónde que hoy me sirve para hablar de la celebración del día de la Hispanidad desde un país, España, en el que cada vez se menosprecia más a los inmigrantes, ya sea los venidos de por acá, ya de los que han cruzado el Atlántico.

Ayer mismo, por ejemplo, escuché en televisión (La Sexta) las desafortunadas declaraciones que Alicia Sánchez Camacho (presidenta regional del PP de Cataluña, España) realizó el pasado 17 de septiembre y hoy he leído otras impresentables de Alberto Fernández Día, presidente de grupo municipal del Partido Popular en el Ayuntamiento de Barcelona (http://www.publico.es/espana/341105/el-pp-catalan-sostiene-que-los-inmigrantes-abusan-de-la-sanidad/comentarios-valorados).

Cuando en una familia como la mía convivimos padres adultos e hijos nacidos en 5 países distintos (cronológicamente España, 1965; Uruguay, 1971; Bulgaria, 2001; Francia, 2004 y Argentina, 2008) esto de los nacionalismos o de la inmigración, nos suena, sencilla y tristemente, rancio, peligroso y, francamente, intolerable. ¿Cuántos años deberán pasar todavía para hacer nuestra la hermosa visión de aquel astronauta que nos recordó que desde allí arriba no se distinguían las líneas artificiales que separaban los países o los diferentes colores de los mapas geopolíticos?

Leo con tristeza las trascripciones de los políticos que nos hablan de negros, gitanos, judíos o indígenas en lugar de hablar de ciudadanos. La polémica generada por Sarkozy en Francia obviaba interesadamente el origen europeo de los expulsados (rumanos y búlgaros) para invocar al miedo ancestral hacia los gitanos. La prensa mundial habló y habló durante meses del color negro de la piel de Obama, cuando en realidad no era descendiente de esclavos (su padre no es afroamericano, sino simplemente africano, nacido en Kenia y llegado a los EE.UU como estudiante extranjero en la Universidad de Hawai).

No es negro el cuadragésimo cuarto presidente del Imperio, por tanto, sino mestizo. O al menos, no es sólo negro. O lo que es lo mismo, tan blanco (por parte de madre) como negro (por parte de padre).

En cierto modo y a propósito de todo esto me sirven hoy las tesis de Umberto Eco sobre el uso del cuantificador universal “todos” (Amar a América y manifestarse por la paz, La Repubblica, febrero de 2003).

La lógica formal nos enseña que basta con que un solo habitante de la tierra odie a su madre para que no pueda decirse “todos los hombres aman a su madre”. … De modo que las fracturas no son entre todos los de una parte y todos los de otra parte: siempre son entre algunos de las dos (o tres o cuatro) partes. Puedo parecer excesivamente meticuloso, pero si no se establecen este tipo de premisas se cae en el racismo.

Luis Cercós (LC-Architects)
http://www.lc-architects.com/

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